El Grupo de Fotoquímica de la Universidad de La Rioja (GRUFOR) ha diseñado un sistema para almacenar la energía del sol en compuestos sostenibles hidrosolubles.
Esta aplicación de la denominada tecnología MOST al agua supone un avance fundamental para su empleo en casos reales, ha detallado este miércoles la Universidad de La Rioja (UR) en una nota.
Los sistemas MOST, ha explicado, se basan en el empleo de compuestos orgánicos para almacenar la energía solar de forma sostenible y liberarla después para su uso.
Se trata de un proceso circular, que utiliza la energía del sol como fuente renovable y no genera residuos ni emisiones.
Los compuestos orgánicos se diseñan en el laboratorio para que sean capaces, cuando reciben la luz del sol, de almacenar esa energía en enlaces químicos y liberarla en forma de calor cuando sea necesario, ha añadido.
Hasta ahora, ha dicho, su funcionamiento se veía limitado por el uso de disolventes derivados del petróleo, como el tolueno, altamente inflamables, tóxicos y con otros problemas técnicos asociados, lo que no permitía avanzar hacia una aplicación real como, por ejemplo, el calentamiento de una casa.
Para la UR, la transferencia de esta tecnología al agua, en la que han logrado disolver los compuestos, marca un importante hito para que el sistema sea económicamente viable, con baja toxicidad y aplicable a situaciones reales en un futuro próximo.
Además, uno de los compuestos obtenidos permite el almacenamiento de energía en estado sólido, lo que abre el camino a nuevas aplicaciones; y es capaz de liberar calor bajo demanda y de volver a cargarse con el sol, como si fuera una especie de gasolina renovable.
Los dos investigadores de la UR que han coliderado este estudio, Diego Sampedro e Ignacio Funes-Ardoiz, han afirmado que transferir la tecnología MOST al agua ha sido un reto y cambiar un disolvente por otro ha requerido volver a optimizar todos los compuestos, catalizadores y las rutas de síntesis.
Almacenar la energía solar en combustibles solubles en agua
Han considerado los resultados "sorprendentes", dado que han llegado a detectar más de 35 grados de calentamiento en sólido y más de 7 en agua.









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